La piel grasa se caracteriza por una producción excesiva de sebo por parte de las glándulas sebáceas. Este exceso de aceite puede tener varios efectos y características específicas, entre las cuales se incluyen:
Brillo Excesivo: La piel grasa tiende a verse brillante, especialmente en la zona T del rostro (frente, nariz y mentón), debido a la acumulación de sebo en la superficie.
Poros Dilatados: Las personas con piel grasa suelen tener poros más grandes y visibles, ya que el sebo puede obstruir los poros y hacer que se agranden.
Propensión al Acné: La piel grasa es más susceptible a brotes de acné, puntos negros y espinillas, ya que el exceso de sebo puede obstruir los poros y crear un ambiente propicio para la proliferación de bacterias.
Textura Gruesa: La piel grasa puede tener una textura más gruesa o rugosa debido a la acumulación de células muertas y sebo en la superficie de la piel.
Menor Aparición de Arrugas: Aunque puede parecer una ventaja, la piel grasa tiende a desarrollar menos arrugas y líneas finas con el paso del tiempo en comparación con la piel seca, debido a su mayor contenido de humedad natural.
Las personas con piel grasa deben utilizar texturas específicas de productos que ayuden a controlar la producción de sebo sin obstruir los poros o causar irritación. Como lo son los geles, espumas, líquidos, sérum, oil-free, cremas geles, water gel o texturas fluidas.